
El valor de la empresa
En el ámbito empresarial, diversos elementos han adquirido un valor fundamental en el progreso de las organizaciones: los intangibles, los incentivos y la consecución de resultados. Estos conceptos son moneda corriente en el día a día de cualquier equipo de trabajo. Sin embargo, surge la pregunta: ¿Es el dinero el único factor valioso en una empresa? En la actualidad, compensar a las personas por el tiempo dedicado a la organización ya no es suficiente. Hoy el incentivo constante se ha vuelto esencial para que los individuos alcancen los objetivos empresariales con máximo esfuerzo y dedicación, superando tanto metas profesionales como personales.
La remuneración fija puede operar como un acuerdo mutuo de beneficios, pero por sí sola no logra motivar a las personas a superar las metas establecidas en los objetivos empresariales. En este contexto, las empresas modernas buscan fusionar la personalidad y la energía de su personal mediante programas de incentivos. Estos programas estimulan comportamientos específicos deseados por la organización, fomentando un ambiente laboral positivo y un liderazgo participativo que se integra en la estructura jerárquica.
En la empresa contemporánea, el sistema de recompensas abarca beneficios que la organización ofrece a sus colaboradores. No se limita sólo a salarios, vacaciones, premios o ascensos; también implica reconocimiento por un rendimiento destacado, un entorno laboral saludable, crecimiento personal y oportunidades de capacitación para el desarrollo óptimo de funciones. Este enfoque se convierte en un elemento de gestión de recursos humanos positivo que orienta a las personas y los líderes hacia la consecución de los objetivos empresariales a largo y mediano plazo.
Según Idalberto Chiavenato, autor de “Gestión de Talento Humano” (2009), las organizaciones ofrecen recompensas con el objetivo de fortalecer actividades que generen los siguientes efectos:
1- Aumentar la conciencia y responsabilidad individual y del equipo dentro de la organización, fomentando la comprensión de la misión organizacional y el espíritu de la visión futura de la empresa.
2- Ampliar la interdependencia entre el individuo y el equipo, así como entre este y la organización, promoviendo el trabajo en equipo y la colaboración.
3- Resaltar la constante creación de valor dentro de la organización, incentivando acciones que añaden valor para la empresa, el cliente y los propios colaboradores. El desempeño excelente debe ser reconocido.
Finalmente, el dinero desempeña un papel clave en la motivación de las personas, siempre y cuando se utilice de manera adecuada. La recompensa económica debe estar alineada con las responsabilidades y capacidades requeridas para desempeñar el cargo. Sin embargo, las recompensas no económicas ofrecen a las organizaciones y a sus líderes una manera efectiva de motivar a sus colaboradores, siendo fundamental considerarlas como parte integral del refuerzo positivo.
